Realizar una reforma supone una inversión de tiempo y dinero, y es por ello que para intentar ahorrar en ambos puntos es importante establecer unos pasos a seguir y unas medidas para tenerlo todo bien atado y no encontrarnos con sorpresas al final del trabajo.

Establecer unos puntos clave sobre qué queremos y cómo lo queremos, además de gestionar legalmente la parte de contratar a trabajadores externos, es la única manera de ahorrar en una reforma.

¿Una pequeña reforma o reforma integral?

Analiza con detenimiento qué quieres reformar, cuáles son tus necesidades y cómo quieres llevarlas a cabo. Este primer paso es muy importante, pues solo estableciendo en detalle lo que quieres modificar podrás conseguir un buen presupuesto, bien definido y detallado.

Por otra parte, deberías pensar en si esa pequeña reforma que quieres hacer no debería transformarte en una gran reforma para dejar listo todo aquello que tienes en mente, pues a largo plazo es más barato realizar todo el trabajo de una vez que por partes.

Infórmate sobre posibles subvenciones

Acercarte al ayuntamiento y preguntar sobre posibles subvenciones que te ayuden a pagar la reforma no cuesta nada. Normalmente se adjudican para mejoras de la eficiencia energética o rehabilitación de viviendas antiguas.

Contrata a profesionales: pide presupuestos

Es inevitable que para realizar una reforma tengas que contratar a una empresa de reformas, o incluso para asesorarte sobre si son posibles determinados cambios estructurales (para eso necesitarás a un arquitecto).

En cualquier caso, tómate tu tiempo para encontrar a los mejores profesionales, y para ello entrevístate con ellos en tu casa para que puedan valorar el trabajo a realizar, consigan hacerte un presupuesto detallado y de esa manera puedas decantarte por el que mejor se adapte a tus necesidades. Del mismo modo, no dudes en pedir referencias y en que te muestren trabajos anteriormente realizados.

¿Cuándo?

Dependiendo de la reforma a realizar, habrá que tener en cuenta el momento adecuado, pues los precios varían en función de la época del año. Por ejemplo, en invierno los precios bajan porque hay menos demanda, pero sin embargo para instalar una calefacción es más barato en verano, mientras que lo es en invierno en caso de los aires acondicionados.

Compra los materiales tú mismo

Si evitas los intermediarios comprando los materiales tú mismo podrás ahorrar mucho dinero, además de que puedes reducir el precio final si pasas un tiempo buscando la mejor calidad-precio, ofertas de grandes superficies o en subastas de internet.

¿Puedes hacerlo tú mismo?

Si alguna parte de la reforma se te da bien y te ves capaz de hacerla tú mismo, ¿por qué no ahorrarte esa mano de obra y además de tener la satisfacción de un trabajo bien hecho?

Cambios para mejor: piensa en verde

Aunque este punto no tiene que ver con el ahorro a la hora de hacer una reforma de pisos, sí que lo es a largo plazo, por lo que invertir en ello ahora te permitirá hacer cuentas positivas en el futuro.

Optimizar el gasto de energía aislando suelos, paredes, puertas y ventanas, sustituyendo electrodomésticos viejos por otros de mejor calificación energética y mejorando el rendimiento de la iluminación te permitirá ahorrar en una futura reforma forzosa. Y lo mismo ocurre con las instalaciones eléctricas y las tuberías, que cambiarlas a tiempo te evitará problemas futuros, además de que las facturas se verán reducidas mes a mes.

 

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